La ciudad más fría del mundo: así se vive con temperaturas de hasta −71 grados


Existe una ciudad que es considerada como la más fría del mundo, donde el 5 de febrero de 1891 alcanzó una temperatura de -71 °C, lo que representó una mínima histórica.

Se trata de una ciudad rusa que pone a pensar cómo sus habitantes sobreviven en extremas temperaturas y cómo siguen con su rutina del día a día a pesar del frío que los acecha.

Durante el invierno, la temperatura de Yakutsk, capital de República de Sajá, en Siberia oriental, Rusia, ronda los -45 °C. Sin embargo, sus aproximadamente 350.000 habitantes desarrollan sus actividades con normalidad, dentro de lo que el frío les permite.

La vida diaria en esta ciudad depende de sistemas de calefacción que están presentes en todas las casas y edificios, aislados y equipados para que funcionen constantemente debido a que cualquier fallo puede representar problemas de salud para la población ante el frío extremo.

Para que las tuberías no sean destruidas por el permafrost, son instaladas sobre el suelo. Además, para desplazarse se utilizan vehículos adaptados especialmente para soportar las bajas temperaturas.

Durante los días más fríos, los comercios y servicios abren en horarios reducidos para priorizar la salud y el bienestar tanto de los trabajadores como de los clientes.

Si bien muchos de sus habitantes trabajan en el sector minero, por lo que pasan la mayor parte de su tiempo en lugares con calefacción, es la vida escolar la que se ve más afectada. Cuando las temperaturas descienden excesivamente, los colegios deben cerrar sus puertas por precaución.

En esta ciudad rusa, su alimentación está basada en carne y pescado para afrontar el invierno, pues el cultivo de frutas y verduras es prácticamente imposible en esta zona.

Kium B, la youtuber siberiana de Yakutsk, describió en sus videos cómo es vivir en esta ciudad: “Es absolutamente necesario llevar varias capas de ropa. Las rodillas son especialmente propensas a congelarse con un frío tan extremo. No se debe dejar ninguna zona del cuerpo expuesta, ya que corren el riesgo de congelarse”.

Además, los vehículos suelen mantenerse encendidos o cubiertos durante la noche para que el motor no se congele y funcione al día siguiente.

Fuente: www.clarin.com

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